Causas del VIH
VIH son las siglas con que se conoce el Virus de Inmunodeficiencia Humana, el cual es el responsable de provocar una de las enfermedades más peligrosas del siglo XX: el SIDA. El VIH es lo que se conoce como un retrovirus, es decir, un virus con material genético compuesto por ARN en lugar de ADN. Fue descubierto en 1983 por un equipo que investigaba la posible relación entre retrovirus y el cáncer, en el Instituto Pasteur de París.
El equipo, dirigido por J.C. Chermann, F. Barré-Sinoussi y L. Montagnier, halló un virus al que originalmente llamó LAV (virus asociado a la linfoadenopatía).
Sin embargo, adquiere su nombre definitivo (VIH, como lo conocemos hoy) recién en 1984 tras una disputa entre un investigador estadounidense y el equipo francés.
¿Cómo se originó el VIH?
Como muchas otras enfermedades infecciosas a lo largo de la historia, el VIH pasó a los seres humanos transmitido por otras especies. En principio se encontró que se trata de un virus muy similar que afecta a otros grupos de primates, el VIS o Virus de Inmunodeficiencia de Simios.
A partir de este conocimiento, se sabe que el VIH está relacionado con el virus que afecta a una población de chimpancés del centro de África.
Ahora bien, los investigadores han encontrado que el salto del virus a los humanos se produjo, al menos, en tres ocasiones y dando como resultado tres cepas diferentes. La primera, conocida como M, es la más difundida y responsable de la actual pandemia del SIDA. Las otras dos, conocidas como O y N, están restringidas geográficamente a la región de Camerún.
Fue recién en 1981 cuando comenzaron a detectarse casos de infecciones en grupos de varones homosexuales, causados por un hongo que solo afecta a individuos inmunodeprimidos. Pronto también aparecieron grupos de hombres y mujeres heterosexuales pero con condiciones sanguíneas comprometidas. Fue entonces que comenzó a pensarse en una epidemia que nada tenía que ver con los hábitos de los grupos hasta el momento involucrados.
El SIDA y sus causas
SIDA es la sigla para denominar el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida. Esta enfermedad es causada directamente por el VIH, pues al ingresar en el cuerpo del individuo el virus afecta a las células del sistema inmunológico (a los linfocitos CD4, principalmente), debilitando las defensas del cuerpo y haciéndolo vulnerable contra cualquier infección. Es esta condición, y no específicamente el VIH, lo que puede provocar la muerte del paciente afectado de SIDA.
Su tratamiento posee dos frentes de combate. Por una parte, los médicos tratan de disminuir la cantidad de virus presente en el cuerpo del individuo. Y por otra, tratando de evitar las alteraciones que su presencia pueda ocasionar y combatiendo directamente las infecciones que vayan apareciendo por un sistema inmunológico debilitado.
Evitando contraer el VIH
Las formas de transmisión del VIH son solamente tres:
- Contacto directo con sangre: Esta forma de contagio se debe pura y exclusivamente al contacto directo entre la sangre infectada y la sangre sin infectar. Por eso, en un principio, los principales agentes de transmisión del virus fueron los propios hospitales, dado que no existía ningún tipo de prevención al respecto. También se producía por el uso compartido de jeringuilla entre los adictos a las drogas inyectables. Es por eso que actualmente se utilizan guantes y jeringas descartables, elementos que se desechan en contenedores dispuestos adecuadamente para prevenir de contagios no solo de VIH, sino de otras enfermedades que se transmiten por la sangre.
- Transmisión por vía sexual: Durante mucho tiempo fue muy común el contagio por esta vía, dado que la población desconocía las verdaderas fuentes de contagio y se lo atribuía solamente a homosexuales. En nuestros días, la prevención se basa en el uso de preservativos para que no se produzca el contacto directo entre los fluidos corporales.
- Transmisión al momento del parto: Ante la presencia de una madre infectada por el VIH a punto de dar a luz, toda instalación hospitalaria debe contar con los tratamientos para tratar de prevenir el contagio. Los análisis adecuados deben hacerse de inmediato para comenzar lo más rápido posible con el tratamiento. Sin embargo, es altamente probable que el recién nacido que presenta anticuerpos contra el VIH termine negativizándolos con el tiempo. También es claro que la lactancia materna no es recomendable si la madre está infectada con el VIH.
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